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Seguimos avanzando.


Entrevista realizada para 20 minutos por Mario Serrano.

Alfredo Navarro, con el Goya a Mejor Película Documental ganado en 2016 y en una imagen de la grabación de 'Novelda-Japón' hace ocho años.

Ganar el Premio Goya a Mejor Película Documental con Sueños de sal colocó a Alfredo Navarro en el mapa de los jóvenes directores con más proyección del panorama nacional. Un reconocimiento que ha motivado a este alicantino nacido en 1982 a seguir en la senda de documental social y rescatar del olvido el que fuera su primer gran proyecto, Novelda-Japón (por cero euros), una aventura 'imposible' que ocurrió hace más de ocho años y que marcó su carrera cinematográfica para siempre.

Navarro propone en 'Novelda-Japón' un largo viaje con origen en el municipio alicantino y paradas en Venecia, París, Berlín y San Petersburgo hasta llegar a Osaka. Un trayecto que el cineasta decidió hacer con los bolsillos vacíos. Una apuesta arriesgada que acabó traspasando todo lo que inicialmente se había propuesto.

"Fue una historia que me cambió por completo y me convirtió en el cineasta que soy hoy. Entonces trabajaba en televisión y no sentía que estuviese haciendo lo que realmente me llenaba. Era una época de mi vida en la que estaba agotado por el trabajo y en la que un accidente de tráfico que casi me cuesta la vida fue la gota definitiva que me hizo cambiar el chip. Tenía que cambiar y hacer algo me llenara. Tenía 24 años y sentí que era el momento de intentar cumplir mi sueño", recuerda Navarro en una charla con 20minutos. "Decidí entonces unir mi pasión (hacer cine) con mi sueño (llegar a Japón). No sabía muy bien cómo hacerlo, porque no tenía dinero para ello, así que opté por convertirlo en un reto personal en el que pudiera hacer partícipes a más personas. Gente que me ayudaría a lograr un sueño. A cambio, yo grabaría y contaría los suyos. Lo que estaba claro es que yo solo no iba a poder".

El proyecto era tan ambicioso como improbable. Hacer los 10.000 kms que separan Novelda y Japón sin dinero en el bolsillo y esperando la ayuda de personas, que se encontrase en el camino o con las que hubiese contactado antes por internet, para avanzar de país en país. "Sabía que era difícil con el poco dinero que tenía, y planteármelo con cero euros en el bolsillo era de locos, pero me atraía cada vez más esa locura. Lo que al principio podía hacerme quedar como un aprovechado acabó convirtiéndose en una buena idea", explica el cineasta. Navarro no tenía dinero entonces para costear algo así. No sabía si podría alcanzar su objetivo, ni hasta dónde sería capaz de llegar o dónde tendría que pararlo y volverse a casa. Necesitaba ayuda y la buscó entonces en un internet diferente al de hoy, sin smartphones, donde las redes sociales más populares no eran lo que son (o no existían como tal) y donde no existían plataformas de crowfunding como hoy. Donde los foros eran la mejor forma de intentar contar tu proyecto y pedir ayuda con la esperanza de que alguien respondiese. "Contaba mi idea y pedía alojamiento y algo de comer y a cambio ofrecía la posibilidad de salir en el documental.

La cosa no era fácil porque me daba la sensación de ser un aprovechado, así que tenía que hacer entender muy bien el objetivo del proyecto. Apenas conseguí tres contactos. La cosa se ponía aún más complicada, pero también más interesante". Aquello parecía cada vez más un 'imposible', lo que parecía animar a Navarro a seguir adelante con más empeño. Algo demasiado arriesgado, más si se tiene en cuenta que partiría a la otra punta del mundo con la única compañía de un pequeño equipo de grabación, un diario y un macuto con una tienda de campaña, algo de ropa, cintas y baterías para la cámara. Un largo camino donde avanzar, cobijarse y hasta alimentarse iba a depender, cada vez más, de la solidaridad de completos desconocidos que iría encontrando en el camino y que acabaron siendo los verdaderos protagonistas de esta historia: Miriam Zanoner, Lalaina Raharison, Segundo Castillo, Nathalia y una familia de colombianos asentados en Osaka (Ingrid, Andrés y Carlos). Ellos serían quienes reescribirían la historia de Novelda – Japón. Ayudarían a Navarro a superar el hambre, la enfermedad, la desconfianza, el agotamiento y todas las barreras. Gente humilde y con pocos recursos, que no dudaron en ayudar desinteresadamente a un joven con una cámara que decía estar grabando un documental.

"Al final ellos cambiaron todo. Mi reto y sueño acabaron transformándose en una aventura de evolución personal, un viaje, también interno, que me abrió los ojos a un mundo sin barreras donde nacionalidad, idioma o cultura no son obstáculos para avanzar, donde de repente tu mejor amigo es alguien que no conocías ayer y que te muestra que, aunque estés solo, con hambre y sin un euro, puede darte su mano para levantarte", cuenta Navarro, a la hora de explicar cómo evolucionó el proyecto 'Novelda-Japón' según avanzaba. "En parte quiero que este proyecto vea la luz por ellos. Algunas de esas personas ya no están entre nosotros y me da pena llegar algo tarde en ese sentido", explica.

¿Por qué eliminar 'por cero euros' del título original?

"Novelda – Japón se está creando desde la base de aquel trabajo de hace ocho años, pero ya no es lo mismo. Quiero darle un punto más maduro", aclara Navarro, que explica cómo ha querido acortar el nombre del proyecto. "Nació como Novelda – Japón cero euros y hoy es Novelda – Japón a secas. No quiero que la gente piense que va a ver una historia que gire en torno a alguien que intenta llegar a Japón sin dinero y cómo conseguirlo. Esa fue la idea original, pero durante el viaje todo cambió".

"Ese 'cero euros' ganó un significado diferente según avanzaba. Es cierto que salí sin dinero y muchas dificultades vinieron por ahí. ¿Cómo comer? ¿Cómo avanzar? Al final no depende de dinero, depende de personas que te ayuden en el camino. De solidaridad, de eliminar barreras, de abrir el corazón (y la puerta de casa) a un tipo que no conoces de nada. 'Cero euros' es una lección de solidaridad más fuerte que cualquier moneda o billete que lleves en la cartera ahora, pero puede llevar a confusión al espectador. Por eso lo he eliminado del título", cuenta.


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